30 de diciembre de 2011

Treintadoceonce.


Dicen que al mal tiempo buena cara, que después de la tormenta siempre llega la calma. Que todo lo que sube baja, pero que agua que pasa no mueve molinos. También dicen que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero que segundas partes nunca fueron buenas; que quien tiene boca se equivoca y que rectificar es de sabios. Que querer es poder y hace más quien quiere que quien puede, pero que quien todo lo quiere todo lo pierde, además que de donde no hay no se puede sacar. Que quien no arriesga no gana, que quien la sigue la consigue. Que no por mucho madrugar amanece más temprano, pero que a quien madruga Dios le ayuda. Que si te pica te rascas, que todo lo que escuece cura. Que no hay mas ciego que el que no quiere ver, que a palabras necias oidos sordos pero que a buen entendedor pocas palabras bastan. Que la confianza da asco. Y que quien no corre vuela, que ya se sabe que las apariencias engañan y que por supuesto que no es oro todo lo que reluce. Y mira que quieres que te diga si quien avisa no es traidor, que si te e visto no me acuerdo, y que a rey muerto rey puesto. Que más vale solo que mal acompañado.

25 de diciembre de 2011

JerJer

Noches en vela, donde llegó el olvido, donde nunca pienso si me quieres, donde todo es mentira. Duerme conmigo, si eres piedra da igual, yo seré pedregoso camino. Duerme conmigo, yo te canto, te arrullo, te arropo, te abrigo, te mimo, y me miras de reojo cuando crees que no te miro, y si eres aire te irás...

21 de diciembre de 2011




7 de diciembre de 2011

Bécquer y el Rayo de luna.


-¡No! ¡No! -exclamó el joven incorporándose colérico en su sitial-; no quiero nada... es decir, sí quiero... quiero que me dejéis solo... Cantigas... mujeres... glorias... felicidad... mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo, y los amamos y corremos tras ellos, ¿para qué?, ¿para qué?, para encontrar un rayo de luna.

3 de diciembre de 2011

Veronika decide morir.


'Los médicos aseguraban que una sustancia recién descubierta, la serotonina, era una de las responsables del estado del espíritu del ser humano. La carencia de serotonina interfería en la capacidad de concentrarse en el trabajo, dormir, comer y disfrutar de los momentos agradables de la vida. Cuando esta sustancia estaba completamente ausente, la persona sentía desesperanza, pesimismo, sensación de inutilidad, cansancio.'